La mayoría de las simulaciones de delito se dirigen a las compañías de seguros a fin de cobrar indemnizaciones cubiertas por las pólizas, por lo que en muchas ocasiones van unidas a un delito de estafa.

Nuestras leyes penales prevén estas situaciones: el que simule ser responsable o víctima (lo más frecuente) de un delito, o denuncie en la policía o en el juzgado un delito inexistente, provocando el inicio de un procedimiento judicial, será castigado con multa de 6 a 12 meses.

Como vemos, es una conducta muy similar al delito por presentar denuncia falsa del que ya hablamos anteriormente en el blog: ¿Cuáles son las consecuencias de poner una denuncia falsa?; la diferencia fundamental consiste en que en la simulación de delito no se acusa específicamente a una persona de la comisión de un delito (a sabiendas de que no lo ha cometido) sino que se denuncia sin más un hecho inexistente.

El elemento clave de este delito es el hecho de provocar una averiguación policial y actuaciones procesales (judiciales), ya que lo que se pretende es salvaguardar el correcto funcionamiento de la Administración de Justicia, de por sí lenta en muchas ocasiones debido al volumen de asuntos pendientes de resolver. De hecho, si el que pretende simular un delito y como tal lo denuncia, se arrepiente posteriormente, si se han iniciado ya actuaciones procesales, incluso las primeras investigaciones por parte de la Fiscalía, no le servirá de nada, se entiende cometida la simulación de delito. Sólo si se arrepiente antes de cualquier actuación judicial su conducta quedará impune.

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