Es una práctica generalizada en los juzgados de familia el recurrir a psicólogos que, actuando en calidad de peritos expertos, intervienen los procedimientos de separación, divorcio y (fundamentalmente) en todos los relativos a medidas relativas a los hijos (guarda y custodia y establecimiento de régimen de visitas principalmente), entrevistándose con las familias implicadas en el procedimiento judicial y elaborando un informe pericial con objeto de ayudar a la toma de decisiones por parte del juez.
Estas pruebas realizadas por los llamados “equipos psicosociales” normalmente adscritos a los juzgados, si bien está claro que son de una importancia y relevancia innegables al estar realizadas por profesionales, no están exentas de problemas con los que a diario nos encontramos tanto los abogados como los padres y menores que se someten a las pruebas. Por ello hoy contamos con la colaboración de Ana Fernández Chaves, psicóloga sanitaria experta en terapias familiares, que viene a hablarnos de cuál sería la metodología idónea en este tipo de procesos, incidiendo en la necesidad de valorar el caso concreto, ser lo más exhaustivos posibles y, cómo no, tener muy presente que el hilo conductor debe ser en todo caso el interés superior del menor.
AF: En nuestra práctica diaria, los abogados nos encontramos con que la prueba psicosocial, tan importante y tan solicitada en los procedimientos de medidas de los hijos, tiene un contenido y duración muy variopinto en función del partido judicial en que nos encontremos: puede ir desde un par de entrevistas de media hora con los padres e hijos hasta entrevistas más exhaustivas, dinámicas e incluso test de evaluación. Es cierto que esto se debe en casi la totalidad de las ocasiones a un elevado volumen de asuntos en el juzgado en cuestión pero, aun así: ¿No crees que sería conveniente, o mejor dicho, necesario, establecer algún “protocolo de actuación”, una especie de línea de trabajo idéntica o al menos con unos aspectos básicos a seguir por todos los psicólogos a la hora de abordar un psicosocial en el seno de un procedimiento judicial de medidas?
Ana: Mi opinión es que debería estudiarse cada caso de forma particular. En función de ello, habría que seleccionar tanto los instrumentos de evaluación como la duración y cantidad de las sesiones. No podemos olvidar que el factor contextual es determinante en cada caso, y lo que puede ser conveniente para un asunto por ejemplo, de custodia, puede ser muy diferente para otro con la misma temática pero en el que haya factores diferentes entre uno y otro caso (edad del menor, relación entre los padres, habilidades parentales…).
AF: Por otro lado, como terapeuta de familia, ¿Crees que es suficiente una simple entrevista con cada una de las partes para determinar algo tan importante, no sólo para el menor (aunque lógicamente prima su interés) sino para el núcleo familiar en sí, como es el régimen de guarda y custodia de los hijos?
Ana: Creo que las entrevistas a los padres son fundamentales, con lo que una sola entrevista la considero insuficiente. Sería necesario evaluar las habilidades parentales de cada uno de los progenitores, e incluso estudiar al niño en el contexto. Por otra parte, considero que la evaluación del ambiente familiar es un punto olvidado que habría que tener en cuenta, como el vínculo del menor a otros familiares, el estudio del tipo de apego, etc.
AF: La exploración del menor suele realizarse en el juzgado e, insisto, de forma puntual durante una o dos entrevistas en el mejor de los casos, ¿crees que esto es adecuado, es realmente bastante?
Ana: Como he comentado antes, creo que debería estudiarse cada caso para establecer el número adecuado de entrevistas. Por otra, sería mucho más favorecedor, tanto para el menor como para la investigación, realizar alguna de estas evaluaciones en un contexto donde el menor se sienta seguro: su casa, el colegio…
AF: ¿Qué metodología piensas que sería idónea, o como mínimo, aceptable, para realizar la prueba y posterior informe?
Ana: Un estudio exhaustivo de las habilidades parentales de los padres, de si existe o no un grado de conflicto entre ellos que pueda perjudicar al menor, la evaluación del apego del niño hacia cada uno de sus progenitores, pruebas proyectivas y estandarizadas que nos indiquen aspectos de la personalidad del niño y el grado de malestar en el que vive, y un estudio de la relación con sus iguales, especialmente importante a partir de la etapa preadolescente.
AF: Por otra parte, a la hora de enfrentarse a la prueba psicosocial, los padres normalmente hablan con familiares o amigos que o bien han estado en una situación similar o conocen a su vez a alguien que ha pasado por lo mismo. ¿Recomiendas alguna “preparación” antes de la prueba? ¿Qué consejos les darías a los padres antes de realizarla?
Ana: Creo que la preparación más importante que deben tener debe referirse a rebajar la carga de ansiedad que puedan tener ante la prueba. Este tipo de situaciones suele ser muy difícil para los progenitores por la importancia de las consecuencias que puede acarrear, por eso que acudan a la prueba tratando de disminuir los niveles ansiosos puede llevarles a realizarla con mayor seguridad.
Ana Fernández Chaves es psicóloga sanitaria en Affor Prevención Psicosocial. Busca ayudar y orientar a las personas para mejor su calidad de vida y bienestar. Desde una orientación sistémica y psicodramática, se realiza terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar. También con experiencia en psicología jurídica y psicología forense.
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