Con objeto de avanzar y promover el desarrollo de políticas de igualdad, se ha realizado una reforma de la ley del Registro Civil según la cual se elimina la preferencia del hombre en la atribución del orden de los apellidos de los recién nacidos.

Aún se está discutiendo si la entrada en vigor de la reforma se va a producir el 30 de junio de este año o queda pospuesta al 30 de junio de 2018, pero en cualquier caso ya es un hecho: los padres indicarán sin más trámite el orden de los apellidos que prefieren, y si no lo hacen, el funcionario competente del Registro los emplazará en un plazo de 3 días para hacerlo; si los padres siguen sin determinar la preferencia de apellidos será dicho funcionario el que determine el orden, según palabras literales del texto legal “atendiendo al interés superior del menor”, lo que significará que, o bien lo hará por sorteo, por orden alfabético o movido por otros criterios como evitar malsonancias o relegar la preferencia del apellido más común.

Desde el año 2000 ya era posible inscribir a los hijos con el apellido de la madre en primer lugar, si bien seguía primando el del padre por defecto; la reforma legal que se ha producido ahora es positiva, no sólo por atender a una demanda social evidente como comentábamos antes, sino porque se elimina totalmente cualquier preferencia y sobre todo, se aceleran y simplifican los trámites. Hasta ahora, ambos progenitores tenían que comparecer en el Registro en persona ante el funcionario del Registro Civil, sin que fuera válido un simple documento de autorización firmada por alguno de ellos. Una vez entre en vigor la reforma esto sí será posible. Y si no hay acuerdo, insistimos, no habrá preferencia alguna ni, por tanto, discriminación.

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